martes, 14 de diciembre de 2010

Próximos en la Distancia



- ¿Nos vemos mañana? - Preguntó la chica dirigiéndole una mirada dulce que iba muy bien con sus de largas pestañas y ojos castaños. Se acercó a él lo suficiente como para que quedara claro que el despido iba a incluir un beso, pero se mantuvo a la distancia justa para que él tuviera que decidir dónde iba lo iba a colocar. - Yo te llamó. - Contestó él con toda la naturalidad que esas situaciones le permitían. Sin siquiera pensarlo colocó el beso en la mejilla de la chica, la mirada dulce se desvaneció y con una falsa sonrisa le dijo mientras subía a su coche - Espero tu llamada.

Hasta que el coche ella giró en la esquina, él se atrevió a soltar un suspiro de alivio. Cada año que pasaba su familia y amigos se mostraban más entusiastas en conseguirle citas. Los desenlaces posibles a estas citas eran tres. El primero y más difícil de lograr era que surgía una amistad de la cita; rara vez sucedía. Lo más común era el segundo desenlace, el mismo de esa noche; no volvería a saber de ella y dentro de dos días ni siquiera recordaría su nombre. El último y pero de los desenlaces por fortuna era el más escaso de todos; ella conseguía sus datos y se dedicaba a acosarlo hasta que todo terminaba en un gran drama. La simple posibilidad de que ocurriera el último bastaba para hacer que la piel se le pusiera de gallina.

Se subió a su coche y pensó en Ximena, la chica que acababa de despedir de su vida. En otras circunstancias, en otra vida, hubiera sido un buen partido. Era atractiva, tenía sentido de sí y convicciones firmes. Por desgracia tenía un defecto que lo echaba todo a perder, en toda la noche no rió ni una sola vez. Después de que él hiso el primer chiste pasajero y a ella le pasó de largo, su propósito fue sacarle una sola risa, por pequeña que fuera. Ella se dedicó a hablar del trabajo y de la economía, el aprovechó cuanta oportunidad se presentó para procurar la renuente risa. Ella se marchó y el no conocería su risa.

Para sus conocidos él era un geek, bien parecido y con un buen trabajo, pero un geek y eso les basaba para dar por sentada su eterna soledad. Para sus familiares y amigos más cercanos también era un geek, bien parecido y con un buen trabajo, además ellos eran partícipes de la vida sentimental de él. Y eso provocaba dos posibles reacciones. Por un lado estaban los que pensaban que estaba loco y lo dejaban ser; por el otro lado los que pensaban que estaba loco y se daban a la tarea de presentarle chicas y organizar citas dobles, triples y grupales para sacarle de su locura.

La realidad era que él estaba enamorado de qttizhine en XBox Live, silverzhine en Battlenet, o qttzhinne en Twitter, Live, Gmail y Facebook, todas la misma persona. Se habían conocido vía Xbox durante una partida de Halo. Ella la pateó el trasero una vez tras otra en un encuentro aleatorio, en los tiempos que el personaje de uno u otro revivía comenzaron a platicar de otros juegos que jugaban. Coincidió en que ambos jugaban WoW en el mismo servidor así que comenzaron a hacer raids juntos y al cabo de unos meses terminaron por fusionar sus guilds. Para entonces, ya habían intercambiado correo electrónico, cuentas de Skype, Twitter y demás redes sociales.

Llegó a su casa, encendió la computadora y checó su correo: “¿Cómo te fue en la cita? ¿Valió la pena haber sacrificado la toga que le falta a tu Warlock para completar el tier 10? Lol. Espero que no. Avísame cuando llegues, si no estoy en WoW es porque estoy trabajando, pero de todos modos estaré conectada a Ventrilo. Bs.o.s.  T.” Trish, su nombre verdadero, ya no estaba conectada. Por la hora seguramente ya estaba dormida. Aprovechó su ausencia esa noche para comprar su regalo de navidad: un Andrew Bell Google Android y un una nueva tableta de dibujo para su computadora pues la que tenía había comenzado a fallar según le había comentado. Programó las fechas de entrega para el veintitrés, prefería que los recibiera dos días antes que un día después.

Trish le hacía reír, compartía con ella sus hobbies e intereses. ¿Qué importaba si los separaba una frontera? Él podía apostar que era más cercano a Trish que la mayoría de las parejas que conocía. Jugaba con ella, platicaba con ella, discutían sobre cualquier tema que se les ocurriera. Se conocieron desde la intimidad de sus seres, y de allí partieron a la superficialidad. Los problemas prácticos no eran infranqueables, ambos buscaban trabajo en la ciudad donde vivía el otro. El trato estaba en que el primero que encontrara un trabajo igual o mejor en la ciudad del otro o un trabajo a distancia haría la mudanza. Así llevaban dos años y por una vez, él buscaba con ahínco oportunidades laborales que le permitieran marcharse.

Él último pensamiento del día se fue hacía Trish, algún día estarían juntos físicamente, de eso no le cabía la menor duda y aquellos que no los entendieran podían irse al demonio. Trish y él tenían algo especial: eran próximos en la distancia.

1 comentario:

  1. Próximos en la distancia. Es quizá lo más complicado. O quizá lo más sencillo. ;D te amo.

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