miércoles, 15 de diciembre de 2010

I - Megistopolis

City by Kecky
Enon nació, creció y estudió magia en la ciudad de Megistopolis. Sus padres pertenecían a las castas más bajas de lo arcano, apenas y conocían hechizos para realizar las actividades prácticas del hogar. Su vida carecía de estatus, pero era abundante en carencias, sin embargo eran orgullosos de sus orígenes y de sus logros. Las pocas monedas de cobre que sobraban al final de la semana, las ahorraban para que su hijo, al terminar la educación básica pudiera asistir a una universidad y conseguir una tutoría de un hechicero respetado. 

A pesar de sus esfuerzos, el desarrollo de Enon en las artes de lo arcano no superaron por mucho el promedio de su casta. La principal dificultad que se le presentó fue el acceso a la literatura de referencia. Por un lado contaba con los libros aprobados y distribuidos por el Concilio de Trimegisto para la educación pública. Dichos libros consistían en su mayoría en panfletos doctrinarios con uno que otro hechizo intercalado para justificar su existencia. Además estaban escritos en un lenguaje rúnico tan sencillo que se rumoraba entre los estudiantes que la prueba de redacción consistía en dárselo a leer a un ogro, sí este entendía el contenido entonces pasaba la prueba, de lo contrario se simplificaba más.

El grueso de las bibliotecas públicas consistía en libros de leyendas e historia publicados por el Concilio de Trimegisto, la pequeña parte que conformaba la sección de hechicería estaba conformada por libros cuyo contenido y lenguaje estaba más allá del entendimiento de las castas inferiores. El rumor corría que los bibliotecarios hechizaban estos libros para que ocasionaran dolor de cabeza a los lectores.

En resumen, el sistema estaba edificado de forma tal que las castas bajas tenían muy poca posibilidad de un desarrollo más allá de la prestidigitación, mientras que el peso y la responsabilidad de la verdadera magia caía sobre las castas superiores. Tanto las castas bajas como las altas se quejaban del sistema, pero la realidad era que funcionaba y pocos eran los que en realidad añoraban un cambio. Incluso los disconformes, como la familia de Enon, estaban contemplados en el sistema. Aquí y allá habían falsos muros en el sistema dónde los disidentes podían “descubrir fallas” que explotar para ascender de casta, ganar status o marginalizarse de la vida pública, pero siempre dentro de los límites de lo aceptable y con un costo que pocos estaban dispuestos a pagar.

Al terminar la educación básica, Enon se rehusó a aceptar el dinero de sus padres sin contribuir en su educación. Consiguió un trabajo en una tienda de componentes mágicos cuyo dueño era un viejo medio ciego y cascarrabias llamado Helix. Su trabajo consistía en llegar al alba, limpiar la tienda y ayudar a ordenar los componentes recibidos, de esta forma el viejo podía dedicarse a regañar a los clientes indecisos y a regatear los precios con sus proveedores. La paga consistía en una moneda de cobre al día, y los días que no cometía errores o que el viejo consideraba que había realizado una labor excepcional de daba otra más. Enon ahorraba una moneda de cobre por día, y cuando recibía un extra lo ponía para los gastos de hogar.

Dos años fueron necesarios para que Enon juntara el dinero suficiente para ingresar a una universidad moderadamente buena. Para entonces, el viejo Helix ya le confiaba gran parte de los labores de la tienda y le había enseñado una que otra cosa que cualquiera que se hace llamar herbolario debería saber. Trabajar para el viejo no estaba mal, una vez que uno se acostumbraba a sus modos. Era esta la misma razón por la que tenía pocos clientes, pero muy fieles. Su humor dejaba mucho que desear pero no así sus productos. Así se tratara de hierbas para té, los clientes confiaban con plenitud en la calidad del producto. Helix, cuya mirada iba de mal en peor, no siempre podía confiar en sus sentidos del olfato y oído así que confió a Enon la misión de ser su ojo sustituto a la hora de revisar la mercancía.

Cuando llegó el momento de tomar una tutoría, Helix y Enon llegaron a un acuerdo de beneficio mutuo. Enon tan sólo cobraría una moneda de cobre y a cambio Helix sería su tutor, le enseñaría sobre pociones y brebajes así como los usos de los ingredientes que allí vendían. Muchos de ellos, explicó, jamás los utilizaría porque son para investigaciones de todos los ámbitos de la magia, y no había mago capaz de estudiarlo todo. Si Enon aceptaba la tutoría con él, se especializaría en componentes, pociones y herbolaria, y sacrificaría las ramas más populares del arte como eran los elementos, la clarividencia y demás trucos baratos que servían solo para destruir y apantallar. En la universidad se encargarían de enseñarle lo básico y hasta allí, con él aprendería lo que en realidad significa ser un mago.

El comienzo de su tutoría Enon le desmoralizó por completo. El viejo le hiso memorizar cada uno de los ingredientes que vendían en la tienda, dónde podían conseguirse (tanto proveedores como en su forma natural), para que servían en términos generales y que efectos adversos podían producir en su mal manejo. Para éste fin, Helix, traía de su casa libros enteros dedicados a éste tema, algunos inclusive eran escritos por él. Instó a Enon a que leyera en voz alta y al final de cada pasaje o componente le pedía que cerrara el libro y le preguntaba sobre lo leído, si habían leído algo relacionado en alguna otra ocasión y cómo se complementaban o contradecían las fuentes.

Al terminar la universidad, Enon apenas y sabía la suficiente magia para encender una vela, llamar una pequeña ráfaga de viento o hacer caer un par de gotas de lluvia. No podía saber del futuro más allá de lo que su sentido común le dictaba y no podía trasladarse por otro medio que no fueran sus pies, sin embargo vestía su toga de Mago Matriculado por el Concilio de Trimegisto y era la mano derecha de Helix. Cada vez era más común que su maestro y empleador, o algún cliente en ausencia de Helix, le pidiera su opinión sobre tal o cual poción o componente. Incluso cuando el clima lo permitía, en los días que la tienda cerraba Helix llevaba a Enon en sus pequeños viajes por materiales delicados cuya cosecha no confiaba a ningún proveedor, en especial aquellos autorizados por el Concilio Trimegisto.

Enon nació, creció y estudió magia en la ciudad de Megistopolis, bajo la tutela de Helix el viejo medio ciego y cascarrabias. Sus padres pertenecían a las castas más bajas de lo arcano, orgullosos de su hijo al cual lograron llevar a la universidad y cuyo futuro se vislumbraba prometedor. Pero sistema era perfecto y el Concilio de Trimegisto permite que los disidentes avancen sólo si pagan un precio que pocos están dispuestos a pagar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario